
Esperando me quedé…
y van catorce…
Anoche para más reproche
esperando me quedé…
me asomaba a tu recuerdo,
y tampoco lo encontré.
Ya sé que no siempre vale
ya sé cosas que no sé…
me miré en tu espejo,
y mi reflejo encontré.
La luna ya me menguaba
que cuando la luna nueva,
y tan sólo recordé…
en tus brazos me busqué.
Razones pido y no hallo
tapaderas para mi piel…
es posible que te encuentre,
donde mismo te dejé.
Porque siempre razonamos
cuando la cabeza hay que perder…
será por aquello que inspira,
o lo mismo recordé.
Hay días que son tan claros
que la noche nunca llega…
hay veces que los recuerdos,
son puras escaleras.
Tener lo tienes todo
y todo lo te tiene también…
si la posesión es un derecho,
cátedra tendrás que hacer.
Versos, rimas o cuartetos
métricas de pastel…
aquellos que tanto cuidan,
se deberían de perder.
La pasión no tiene estrofas
el abrazo si un compás…
la muerte es parte de la vida,
y el amor nos hace vibrar.
Si tenemos es porque
la escasez nos lo permite…
hay noches que son tan cortas,
como caños de alambiques.
Que sólo se dedicaron
a destilar sumideros…
los que no tienen remedios,
se apañan con un si quiero.
Porque es el fuerte impacto,
lo que verdaderamente vale…
hay quién con un relámpago,
ni de la casa sale.
Se cuidan sin saber para qué
lo mismo eternos se creen…
tiestos seríamos nosotros,
si no aprovecháramos los besos.
Ciegos serían los ojos
que no deducen armonías…
será porque este cuento,
comienza en la lejanía.
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